Muchos no entienden semejante desborde por un objetivo tan nimio como salvarse del descenso. Festejamos y no tenemos pudor en reconocerlo, aunque más bien se trate de un desahogo enorme, que es casi lo mismo.
Sólo el hincha de Racing sabe lo que sufrió en estos cinco meses de pesadilla. Y tenemos derecho a la alegría. Celebramos que se acabó un martirio de 21 fechas. Que se terminaron los pedidos a Dios, saturando las líneas del cielo a diez padrenuestros más IVA el minuto. Que al fin podemos desatar a Poncio Pilato y guardar la bandera (mugrienta pero intocable) de la suerte. Que nos sacamos de encima a Blanquiceleste después de que nos redujera a esta mínima expresión. Que nos ilusionamos con la reconstrucción, con volver a ser un club grande desde los hechos y no desde el enunciado. Que perdonamos a un grupo de jugadores que aunque nos salvaron en el último aliento también nos metieron en este calvario. Que podemos fumar el último pucho antes de empezar a cumplir todas las promesas que desparramamos. Que queremos dejar de dar lástima para empezar a generar envidia. Que nos sentimos orgullosos de ser de Racing.
Después de todo hay que agradecerles al gerenciador, al plantel y a todos los que posibilitaron esta Promoción. Nos hicieron volver a sentir el nerviosismo ante una parada crucial, la adrenalina perdida. La que desbordó todas las canchas en un cada vez más lejano 2001 y que luego nos tuvimos que guardar a pesar del prometedor "vamos por más" de Fernando I y del irrisorio "Proyecto R3" de Fernando II. Claro que hubiera sido mejor recuperar esto luchando por un título, pero en el mundo Racing todo no se puede.
Los demás nos miran como extraterrestres. ¿Qué les pasa a éstos? ¿Es para tanto? Casi 40.000 corazones averiados en el Cilindro y millones más no pueden estar equivocados. Festejamos que la Promoción se va a la puta que la parió.
Sólo el hincha de Racing sabe lo que sufrió en estos cinco meses de pesadilla. Y tenemos derecho a la alegría. Celebramos que se acabó un martirio de 21 fechas. Que se terminaron los pedidos a Dios, saturando las líneas del cielo a diez padrenuestros más IVA el minuto. Que al fin podemos desatar a Poncio Pilato y guardar la bandera (mugrienta pero intocable) de la suerte. Que nos sacamos de encima a Blanquiceleste después de que nos redujera a esta mínima expresión. Que nos ilusionamos con la reconstrucción, con volver a ser un club grande desde los hechos y no desde el enunciado. Que perdonamos a un grupo de jugadores que aunque nos salvaron en el último aliento también nos metieron en este calvario. Que podemos fumar el último pucho antes de empezar a cumplir todas las promesas que desparramamos. Que queremos dejar de dar lástima para empezar a generar envidia. Que nos sentimos orgullosos de ser de Racing.
Después de todo hay que agradecerles al gerenciador, al plantel y a todos los que posibilitaron esta Promoción. Nos hicieron volver a sentir el nerviosismo ante una parada crucial, la adrenalina perdida. La que desbordó todas las canchas en un cada vez más lejano 2001 y que luego nos tuvimos que guardar a pesar del prometedor "vamos por más" de Fernando I y del irrisorio "Proyecto R3" de Fernando II. Claro que hubiera sido mejor recuperar esto luchando por un título, pero en el mundo Racing todo no se puede.
Los demás nos miran como extraterrestres. ¿Qué les pasa a éstos? ¿Es para tanto? Casi 40.000 corazones averiados en el Cilindro y millones más no pueden estar equivocados. Festejamos que la Promoción se va a la puta que la parió.
1 comentario:
RACINGGGGGGG (L)
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