martes, 15 de julio de 2008

Maxi gol


"Quiero salvar a Racing de esta situación".

Corría enero. La Academia arrancaba el 2008 consciente de que la Promoción iba a perseguirlo durante todo el campeonato (y lo alcanzaría, finalmente). Y él, Maximiliano Moralez, desde Rusia, le contaba a Olé sus ganas de pegar la vuelta para darle una mano al club. Ayer, a los diez minutos de juego, se encargó de cumplir aquel deseo veraniego. Jugadón (pared con Sava incluida) y gran definición para que la taquicardia del Cilindro cediera un poco. Con ese gol, Racing se quedó en Primera. El Enano lo habrá imaginado alguna vez en aquellas frías noches en Moscú Así, Maxi tuvo su redención. Porque hace un año, cuando fue tentado por los millones que le ofrecía el FC Moscú, muchos lo crucificaron por privilegiar la parte económica. Pero que extrañaba a Racing, entre otras cosas, quedó demostrado por la fuerza que hizo para regresar. El milagro de su retorno fue posible y a Moralez le tocó sufrir a lo largo de todo el Clausura la fea experiencia de pelear por zafar del descenso. Habrá sido esa situación la que más influyó para que no se viera su mejor versión. Su estatura futbolística, mucho más alta que su tamaño físico, apareció a cuentagotas. Pero ya en la Promoción, más precisamente ayer, cuando las papas quemaban, cuando Gigli acababa de perderse un mano a mano que hubiera significado el 1-0 para Belgrano, cuando los hinchas necesitaban un gol para aliviar un poco tanta tensión... Ahí surgió el Enano. Tirado sobre la izquierda, recibió de Matías Sánchez, y comenzó su obra. Se tiró hacia adentro, tocó con Sava y fue a buscar la devolución al área. El Colorado lo asistió a la perfección, se la llevó, tuvo tiempo de mirar hacia el medio, fijó la vista en Olave y metió el derechazo por arriba del arquero que hizo "la de Dios . Dios, en realidad, pasó a ser Maxi en ese instante para todos los hinchas de Racing que, con su fe a cuestas, peregrinaron hacia el Cilindro en busca de la salvación.


Estaba muerto de la emoción y también de la ansiedad para que terminara el partido de una vez por todas , fue la síntesis que hizo de ese torbellino de sentimientos que tuvo en pleno encuentro. Cuando salió, ovacionado, para que entrara Menghi, el Enano se sentó en el banco y se quedó agachado, mirando al piso, esperando el final. No jugué bien en el campeonato pero, al menos, pude hacer este gol. Estoy contento por la gente, más que nada. Ellos se merecían una alegría después de tanto sufrimiento , cerró, ya con cara de alivio. Y con Racing salvado.

Misión cumplida...

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