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martes, 29 de julio de 2008

Información para literfutboler@s


Reeditan "Literatura de la pelota", de Roberto Santoro

El viernes se hará la presentación de un libro que se convirtió en un clásico, a 37 años de su primera publicación. La obra del periodista desaparecido en la última dictadura reune relatos sobre fútbol de autores como Borges, Sabato, Scalabrini Ortiz, Juan Gelman y Eduardo Mignona.

Vuelve un clásico a las calles. "Literatura de la pelota", el libro en el que Roberto Jorge Santoro reunió versos que dedicaron al fútbol autores tan diversos como Jorge Luis Borges, Ernesto Sabato, Juan Gelman, Raúl Scalabrini Ortiz y Eduardo Mignona. Se reeditará y será presentado el viernes, a 37 años después de su primera publicación. El autor de este mítico libro fue desaparecido por la última dictadura el 1 de junio de 1977.

El acto se realizará en El Ateneo (Florida 340, segundo piso, Capital), a las 18.30. Estarán presentes familiares, vecinos, compañeros y amigos de Santoro. Además, expondrán Alejandro Apo, Juan José Panno, Carlos Ferreira y Lilian Garrido, responsable del estudio preliminar que lleva esta segunda edición del texto, efectuada por Ediciones Lea.

Santoro, quien nació en Buenos Aires el 17 de abril de 1939, fue fundador de la revista literaria El Barrilete y de publicaciones como Gente de Buenos Aires y Papeles de Buenos Aires, y tiene en su haber los siguientes títulos: Oficio desesperado; De tango y lo demás; El último tranvía; Nacimiento en la tierra; Pedradas con mi patria; En pocas palabras.

FUENTE: CLARÍN .29/05/2007

martes, 15 de julio de 2008

Del infierno al Olimpo


El pronóstico es inestable. El frío y el calor, la angustia y el alivio, conviven permanentemente en el Racing post gerenciamiento. Aún no hay estabilidad luego de la ida de Fernando de Tomaso y cada día hace aflorar nuevos sentimientos en un plantel que ahora tiene esperanza, hace sólo 48 horas se encontraba resignado y mañana... Claro, porque después de que el viaje a Mar del Plata corriera peligro por las deudas, por fin aparecieron las buenas noticias. Cuando la llegada de refuerzos comenzaba a dilatarse demasiado, ayer se cerraron las dos primeras incorporaciones procedentes de Bahía Blanca. Leandro González (22) y Martín Wagner (23), dos ex Olimpo que fueron acercados por el grupo Hidalgo. Hoy por la mañana les harán la revisión médica, firmarán a préstramo por un año y por la tarde serán presentados. Así, el polvorín que era Racing a principios de semana encontró un poco de calma. Porque si bien el plantel sigue siendo cortísimo (apenas unos 20 jugadores de los cuales sólo Campagnuolo y Chatruc no son de las Inferiores), García Cuerva y el Organo Fiduciario al fin pudieron llevarle una buena noticia a Juan Manuel Llop.

"Estos últimos días parecieron una novela que no se terminaba más. Mi llegada a Gimnasia LP se podría haber dado rápido, pero yo decidí esperar por Racing", le admite González a Olé, mientras consume las últimas horas antes de meter el gancho junto a Wagner, quien a su lado también atiende la llamada: Es una alegría enorme y una presión linda.

Elegido y tapado. Los caminos que llevaron a los ex Olimpo a la Acadé fueron totalmente opuestos. El nombre del delantero estuvo sobre la mesa desde que Llop hizo pública la lista de refuerzos que pretendía, mientras que el del volante central se mantuvo en las sombras y recién tomó envión durante los últimos días. Es cierto que no estuve en la consideración general, pero yo vengo negociando desde hace dos semanas , explica el rubio número cinco, quien competía con Hugo Barrientos de Huracán, pero el conflicto del jugador con su club y la alta cotización lo marginaron para dejarle la puerta abierta de par en par al hombre de Bahía.

Ahora, la idea del cuerpo técnico es que los jugadores se sumen lo más rápido posible para conocer a sus nuevos compañeros. Si bien pretendían estar en el entrenamiento de la mañana, tendrán que esperar hasta la tarde para luego sí partir con todo el grupo a Mar del Plata. Estamos ansiosos, queremos sumarnos ya para empezar a trabajar , explican.

Y antes de cortar el tubo, los dos pibes se presentan en Olé: Yo soy un delantero que se mueve por todo el frente de ataque al que le gusta jugar por abajo y llegar al fondo para tirar centros , dice González. Y Wagner se prende en la descripción: Yo soy un cinco metedor. Recupero y doy el primer pase rápido . Así, la Academia tuvo por fin un día de verano. Salió del infierno y llegó al Olimpo con sus dos primeros refuerzos. De a poco, el nuevo Racing va tomando forma...

"Esto fue lo más difícil que viví en el fútbol"


Esta vez el llanto purifica. Las lágrimas traen alivio y la carga se esfuma en cada palabra que pronuncia. "La Promoción, la Promoción, se va a la puta que lo parió...". Facundo Sava canta, se abraza con sus compañeros, se quiebra y se lleva las manos a la cara. Todavía dentro de la cancha y rodeado de hinchas, el líder de este Racing de los sufrimientos no puede separar al referente del fana de la Academia. Por primera vez desde que llegó al club, el delantero de 34 años pierde la compostura y se permite festejar, dejar de ser el ejemplo de serenidad para los más pibes y disfrutar la permanencia. Es que el Colorado masticó angustia durante todo el campeonato porque los goles no llegaban (apenas hizo cinco) y apareció en el momento justo, en la Promoción ante Belgrano. En la ida, marcó el gol del valioso empate y ayer fue de lo mejor y asistió a Maxi Moralez para el 1-0 de la permanencia. Por eso el grito furioso al cielo.

Esto fue lo más difícil que viví en el fútbol. La peleamos... Estoy orgulloso de este plantel, de todos estos chicos que dieron todo para sacar a Racing adelante , explicó un Facundo conmovido, quien dejó la comodidad europea para jugársela en el club de sus amores y sufrió más de la cuenta. Claro, acostumbrado a la prolijidad de Boca, Fulham de Inglaterra o Celta de España, Sava se bancó todos los problemas extrafutbolísticos de un equipo gerenciado y siguió adelante sólo por su amor a la camiseta. Dejamos a Racing en el lugar que tiene que estar. Es una satisfacción porque tuvimos muchos inconvenientes. Esperemos no volver a pasar esto , siguió el 9.
Y quizá se despidió por la puerta grande. Ovacionado por más de 40.000 personas, abrazado en cada paso hacia su auto. El vínculo de Sava con Racing ya terminó y habrá que ver si hay renovación. Lo miran de Israel y varios equipos del país, aunque el Colorado aún no se decide. Lo cierto es que la inminente ida de Blanquiceleste les da algo de esperanza a los hinchas, que no quieren despedir al delantero que puso el pecho en los momentos más difíciles. Hay lágrimas sí, pero de salvación...

Fue la Pro-emoción


"Che, no será mucho tanto festejo ", pregunta un periodista deslumbrado ante el temblor del Cilindro. "Andate a la puta que te parió, flaco, vos sabés lo que es irse a la B , le explica didácticamente un hincha con los ojos rojos como dos morrones. Avellaneda se mueve al ritmo de Racing, explota, se quema, es feliz, porque había algo ahí en el pecho que pinchaba demasiado, porque la pelota no entró ante San Lorenzo, porque con Colón se merecía mejor suerte, porque Pochi Chávez la bajó con la mano en la Bombonera y siga siga, porque De Tomaso prometió ingresar a las copas ( A las Copas ), porque Central lo da vuelta sobre la hora, porque el clásico se vivió como vaca en un camión jaula, porque nadie sabe qué va a pasar en el futuro, porque Racing es Racing, es dos canchas llenas en un mismo día, porque Racing es un cola de 500 metros y a matarse por una entrada, porque Racing es su gente, la pura irracionalidad de uno de los tantos genes argentinos. Fue demasiado el festejo Quién sabe...

Lo que sí se sabe es que fue un domingo de final de campeonato. Así lo vivió la gente de la Acadé: había en juego algo tan, o más, importante que un título. El bar del Pasaje Corbatta es bastante pedagógico: Menú del día: Amor por Racing, Una verdadera hinchada, Pasión por la camiseta, Si cumplís estos requisitos, pasá: hay mesas . Desde esta lógica es posible entender un poco por qué Pezzotta agarra la pelota, levanta los brazos, y todos lloran, grandes, chicos, mujeres, puro llanto, se abrazan, putean, patean el aire. Con décadas en el lomo, en un rincón del estadio, un señor mira el piso bañado en lágrimas. Todos lo tocan. Héctor Rocaforte llegó desde Chivilcoy. Tiene 57 años. Y explica: Mirá, el otro día me preguntaron por qué venía a sufrir. Sabés por qué Porque si un amigo está mal, en coma cuatro, vos tenés que estar con él al lado de la cama, le tenés que hablar, le tenés que agarrar la mano. Porque si él se levanta y vos no estuviste ahí para apoyarlo, cómo lo mirarías a la cara Lo mismo pasó con Racing, que es mucho más que un amigo .

Después del llanto, el relax. Una paz inmensa, abrumadora, inexplicable.


Por esto festejamos


Muchos no entienden semejante desborde por un objetivo tan nimio como salvarse del descenso. Festejamos y no tenemos pudor en reconocerlo, aunque más bien se trate de un desahogo enorme, que es casi lo mismo.

Sólo el hincha de Racing sabe lo que sufrió en estos cinco meses de pesadilla. Y tenemos derecho a la alegría. Celebramos que se acabó un martirio de 21 fechas. Que se terminaron los pedidos a Dios, saturando las líneas del cielo a diez padrenuestros más IVA el minuto. Que al fin podemos desatar a Poncio Pilato y guardar la bandera (mugrienta pero intocable) de la suerte. Que nos sacamos de encima a Blanquiceleste después de que nos redujera a esta mínima expresión. Que nos ilusionamos con la reconstrucción, con volver a ser un club grande desde los hechos y no desde el enunciado. Que perdonamos a un grupo de jugadores que aunque nos salvaron en el último aliento también nos metieron en este calvario. Que podemos fumar el último pucho antes de empezar a cumplir todas las promesas que desparramamos. Que queremos dejar de dar lástima para empezar a generar envidia. Que nos sentimos orgullosos de ser de Racing.

Después de todo hay que agradecerles al gerenciador, al plantel y a todos los que posibilitaron esta Promoción. Nos hicieron volver a sentir el nerviosismo ante una parada crucial, la adrenalina perdida. La que desbordó todas las canchas en un cada vez más lejano 2001 y que luego nos tuvimos que guardar a pesar del prometedor "vamos por más" de Fernando I y del irrisorio "Proyecto R3" de Fernando II. Claro que hubiera sido mejor recuperar esto luchando por un título, pero en el mundo Racing todo no se puede.

Los demás nos miran como extraterrestres. ¿Qué les pasa a éstos? ¿Es para tanto? Casi 40.000 corazones averiados en el Cilindro y millones más no pueden estar equivocados. Festejamos que la Promoción se va a la puta que la parió.

Maxi gol


"Quiero salvar a Racing de esta situación".

Corría enero. La Academia arrancaba el 2008 consciente de que la Promoción iba a perseguirlo durante todo el campeonato (y lo alcanzaría, finalmente). Y él, Maximiliano Moralez, desde Rusia, le contaba a Olé sus ganas de pegar la vuelta para darle una mano al club. Ayer, a los diez minutos de juego, se encargó de cumplir aquel deseo veraniego. Jugadón (pared con Sava incluida) y gran definición para que la taquicardia del Cilindro cediera un poco. Con ese gol, Racing se quedó en Primera. El Enano lo habrá imaginado alguna vez en aquellas frías noches en Moscú Así, Maxi tuvo su redención. Porque hace un año, cuando fue tentado por los millones que le ofrecía el FC Moscú, muchos lo crucificaron por privilegiar la parte económica. Pero que extrañaba a Racing, entre otras cosas, quedó demostrado por la fuerza que hizo para regresar. El milagro de su retorno fue posible y a Moralez le tocó sufrir a lo largo de todo el Clausura la fea experiencia de pelear por zafar del descenso. Habrá sido esa situación la que más influyó para que no se viera su mejor versión. Su estatura futbolística, mucho más alta que su tamaño físico, apareció a cuentagotas. Pero ya en la Promoción, más precisamente ayer, cuando las papas quemaban, cuando Gigli acababa de perderse un mano a mano que hubiera significado el 1-0 para Belgrano, cuando los hinchas necesitaban un gol para aliviar un poco tanta tensión... Ahí surgió el Enano. Tirado sobre la izquierda, recibió de Matías Sánchez, y comenzó su obra. Se tiró hacia adentro, tocó con Sava y fue a buscar la devolución al área. El Colorado lo asistió a la perfección, se la llevó, tuvo tiempo de mirar hacia el medio, fijó la vista en Olave y metió el derechazo por arriba del arquero que hizo "la de Dios . Dios, en realidad, pasó a ser Maxi en ese instante para todos los hinchas de Racing que, con su fe a cuestas, peregrinaron hacia el Cilindro en busca de la salvación.


Estaba muerto de la emoción y también de la ansiedad para que terminara el partido de una vez por todas , fue la síntesis que hizo de ese torbellino de sentimientos que tuvo en pleno encuentro. Cuando salió, ovacionado, para que entrara Menghi, el Enano se sentó en el banco y se quedó agachado, mirando al piso, esperando el final. No jugué bien en el campeonato pero, al menos, pude hacer este gol. Estoy contento por la gente, más que nada. Ellos se merecían una alegría después de tanto sufrimiento , cerró, ya con cara de alivio. Y con Racing salvado.

Misión cumplida...

Racing - Belgrano (La promoción)


Pocas sensaciones resultan tan placenteras como la de la descarga. Es difícil de explicarla: hay que vivirla. Y los jugadores de Racing lo saben. Por eso ahí están todos los protagonistas todos. Apiñados frente a la popular abarrotada de gente. Saltan sin parar, mandan a la Promoción a "la puta que la parió", no desvían su mirada de esa muchedumbre. Se besan, se abrazan, se miran a los ojos de júbilo. Como no pueden arrojarse a la tribuna, entonces deciden despojarse de su ropa, hacerla un bollo y lanzarla a la gente como premio por tanto aliento. Vuelvan camisetas y pantalones varios. Es un efecto dominó. Lo hacen casi todos. La mayoría se queda en cuero, apenas en calzoncillos. No fueron hinchas los que invadieron la cancha: ellos solitos tuvieron la reacción espontánea de retribuir un aguante que conmovió al cemento del Cilindro.

Los físicos se aflojaron por fin. Los nervios se derritieron. Se apagó la electricidad. La tensión, insoportable tensión, una tarde dejó de maltratarlos. Esa terrorífica posibilidad de perder la categoría, ese calvario llamado Promoción, esa angustia que les carcomió la cabeza durante gran parte del torneo... Todas las miserias con las que convivió el plantel de Racing se fueron a la basura. Los jugadores estaban obsesionados con poder tragar saliva sin que les doliera el estómago. Y un día se sacaron la pesadumbre. Y celebraron como si fueran campeones, pero campeones del desahogo. Y tuvieron ganas de abrazarse a cada uno de los 40.000 hinchas, de agradecerles por semejante respaldo, de compartir esas lágrimas que nacían en el corazón y fluían por todas partes.

Los futbolistas esperaban sacarse la espina frente a Colón y esquivar la Promo. El sufrimiento, maldito, se prolongó. En santa Fe volvieron los llantos en un plantel que lloró mucho en los últimos dos meses por la sucesión de frustraciones. Padecieron los grandes, aunque más aún esos juveniles que no estaban preparador psicológicamente para sobrellevar tanta presión. "Los chicos somos los que más lloramos", contó Maxi Moralez la semana pasada. Los grandes (Sava, Chatruc, Estévez y Campagnuolo, entre otros) intentaron apuntalarlos anímicamente, pero hasta a ellos les costó sacar fuerzas. "Estamos muy contentos. Les quiero agradecer a todos mis compañeros por esto, porque vivimos muchas cosas en este semestre", dice el Chanchi en pleno campo de juego. "La gente merecía que dejáramos todo en la cancha", lo sigue Franco Sosa mientras lagrimea. "Tuvimos la suerte que nos faltó durante todo el torneo", sintetiza Matías Sánchez. "Más que festejo, esto fue un desahogo. La pasamos muy mal en este campeonato. ¡Por fin un alivio!", disfruta Mercado. Y al mismo tiempo que ellos hablan, Martínez Gullotta corre unos 50 metros alrededor de la cancha y se toma las partes íntimas para reconocerle a los hinchas los huevos que demostraron en las mala con tanto apoyo.

Otro pergamino. Aunque una copa más no adornará las vitrinas, Racing conquistó el título simbólico de la descarga. No hubo vuelta olímpica, no. Así y todo, el aroma fue similar al que flotó tras aquel histórico 1 a 1 sobre Vélez, en Liniers, lo que le permitió a Racing ser campeón en el Apertura 01 después de 35 años. Al Chocho Llop no le harán una estatua por esto. Pero los este grupo ganó su campeonato tan particular.

Y adiós a los miedos.

lunes, 9 de junio de 2008

¿Cerca o lejos?


Acá les dejo un artículo que escribí. Espero que les guste...

¿Cerca o lejos?

Siempre me pregunté si el hecho de estar dos goles abajo en un partido de fútbol significaba estar cerca o lejos del empate. Por un lado, el positivo, podríamos recurrir al viejo y famoso dicho que dice que el 2-0 a favor es el peor resultado, ya que no sabés si ir a buscar otro gol o defender los dos goles a favor ya conseguidos. También podríamos estar hablando de un partido en cancha de fútbol 5 en donde los espacios son más reducidos y los partidos terminan con muchos más goles que en cancha de 11. Además, suponiendo que sos del equipo que está perdiendo y logras meter un gol, ya sabés que estás a uno del empate y eso te da un envión anímico.
Por otro lado, el negativo, sabés que el equipo que está ganando se te puede meter atrás y se te va a hacer muy difícil llegar al empate. Además, si estás perdiendo, te empezás a poner nervioso, no te salen las cosas y se te hace muy difícil.
Está claro que hay dos opciones: cerca o lejos. Pero si a mí me preguntasen, optaría elegir por una tercera: Depende…
Teniendo en cuenta que ya mucha gente no sube muchas cosas al blog, quería subir algo, cualquier cosa. Y en esa búsqueda, no muy extensa, encontré en la página de Olé un artículo que trata sobre la victoria de Racing sobre Huracan. Sé que no tiene que ver mucho esto con lo que estamos viendo en clase, pero Paula me dijo que suba algo y esto fue lo que encontré.

Racing recuperó la sangre, destiló sudor y conmovió hasta las lágrimas.

Es el precio de un triunfo en un Cilindro que coqueteó con el colapso.
Saltan, blasfeman, alientan, putean, sufren, acaban extasiados. Y conjugan el verbo que tanto les viene costando en el último tiempo: ganar. Sí, lo ganan ellos, se lo creen, lo corporizan en ese abrazo ciego, por culpa del maldito foso, con el Colorado Sava tras el gol, esa mierda de gol que se venía negando y que cae tan justo. Y lloran, obvio, porque ni siquiera tienen en Racing margen para sonreír: si querés llorar, llorá. Hacelo. Descargate. Cantá a favor del equipo, date una vez el gusto de alentar a los jugadores, de alimentar tu ilusión, la de tu viejo, la de tu hijo, la de tu abuelo, la de tu nieto. Porque había hasta tres generaciones de enfermos por Racing que se abrazaban en la platea y en la popular, hasta Diego Milito, visitante ilustre, se enroscaba con el Flaco Campagnuolo en un palco. Celebran el triunfo, pero sólo después de descargarse los nervios con el apoyabrazos de la platea o con el brazo del de al lado en la popular, porque Huracán recordó en el final que el fútbol se juega con dos arcos, que vale patear al que tienen enfrente, que no es de utilería. Y le pega Goltz, le pega Alan Sánchez, pifia Franzoia en el área chica lo que parecía un gol cantado, y el silencio, nervioso, ensordece. Y quién lo juna a este Raffa, "te querés hacer famoso con Racing (-le espetan-, dando cuatro minutos de descuento". ¡Y después agrega uno más! El corazón racinguista, expuesto en cátedras de medicina como el canto al infarto, no soporta. Se detiene en esa zozobra de los instantes finales, pero sólo para tomar impulso. Y estalla. Desde las entrañas se promete un masivo aluvión hacia Santa Fe, a buscar la hazaña definitiva. Porque, que quede claro, Racing todavía no tiene garantizada su permanencia en la A. Sí se salvó del descenso directo. Pero aún depende de los resultados de hoy, los de Olimpo y, sobre todo, de Colón. Y necesita ir, con paso de Elefante, a buscar reencontrarse definitivamente con su alma en el Cementerio. Porque, hoy igualado en puntos con Colón, le queda un margen para la heroica. Lo siente el hincha, y por qué no pensar en que el equipo se contagie y muestre, en el final de una temporada nefasta, el espíritu ganador que le faltó en esos partidos perdidos en el descuento.

Fue el cierre de una semana extraña. Con dos conducciones que se atribuían el comando en el club, con una operación en un tobillo que sacó a Adrián Bastía del final de la temporada, con Facundo Sava prometiendo lo que finalmente cumplió... Y no sólo hubo festejos por el resultado deportivo. También se desató la euforia en el hincha por considerar que se avecina otro triunfo, el institucional. Y se canta "hay que saltar, hay que saltar, Blanquiceleste, no existe más". De todos modos, se vieron en el Cilindro algunas manifestaciones en contra del interventor García Cuerva, a quien acusaban de "golpista" y le recordaban que "Racing es de los socios y de los hinchas". Celebran que está cerca el final de la era gerenciada, pero también le marcan el territorio a los que están llegando, porque desde el escepticismo del hincha tal vez se reconstruya, otra vez, este club tan acostumbrado a las resurrecciones.

Es que el cambalache es la razón de ser de Racing.

Eso sí: ayer Sava no frenó en el festejo a los Shaffer y a los Martínez Gullotta, ésos que en el clásico contra Independiente debieron irse de la cancha con el grito atragantado porque el capitán no les permitía festejar un 0-0. Pero en esa parda que pudo ser triunfo de no haber sido por la falta de puntería del 9, se puede encontrar la palanca que movió a este equipo del estancamiento anímico. Se animó a más, trabó, metió, mordió, agredió. Los jugadores iban al frente a lo loco y, por una vez, despertaban orgullo en su gente, la antítesis de lo que pasaba en la tribuna de enfrente, donde los hinchas del Globo fustigaban a sus propios jugadores por entender que no tenían ganas de ganar. Se debía la Academia un partido así. Como varios de sus futbolistas. Matías Sánchez y Claudio Yacob, por caso, quienes parecen haberse sentido más aliviados al saber que el puesto es sólo de ellos, ante la ausencia de Bastía. Matías fue reemplazado cuando estaba casi groggy, después de haberse pelado las piernas y algo más barriendo una pelota y metiendo el último pique, que lo dejó tirado en el área rival, sin aire. Y la Flaca confesó que empezó a lagrimear segundos antes del final, recordando lo mal que la pasó en las últimas semanas por la enfermedad de su madre, quien ya está recuperada. Lloró Wally, claro, luego de haber bebido tragos de tensión que bajaban en torrentes desde las tribunas con cada pelota que iba al área. Y lloraste vos, claro, que te bancaste estoico que los de Huracán te gastaran con el descenso y la Promoción, que hoy vas a estar esperando que Estudiantes te dé una mano, y que ya estarás buscando las chirolas, los billetes o la tarjeta de crédito para financiar el viaje a Santa Fe.

Porque de eso vive Racing: de la santa fe.