miércoles, 18 de junio de 2008

Colón - Racing

Este fin de semana (hoy es viernes 20) juega Racing contra colón un partido importantisimo, uno de los más importantes de Racing en los ultimos años. El equipo que perdia jugará la famosa promoción contra un equipo de la B Nacional para ver si el equipo de la"B" asciende y el de la "A"desciende o si se quedan los dos equipos en sus respectivas categorias. Es una final, el que gane se queda en primera. Es una final, el que pierda jugará la promoción. Es una final y Racing la debe ganar...

Lo siguiente es una noticia extraída de la página deportiva
http://www.ole.com.ar/

Brillará blanca y celeste...la odisea Racing Club

Al hincha de la Academia, curado de espanto, no lo asustan ni los cortes de ruta ni la escasez de nafta: agotó en un rato los 2.500 tickets disponibles en medio de escenas de desborde y tensión. Y promete una caravana a Santa Fe.


Racing es como un amigo que está en terapia intensiva... Cómo no vas a ir verlo ahora, con qué cara vas a mirarlo cuando se recupere si no estuviste cuando realmente te necesitó", explicó un hincha con la nariz roja del frío, la mirada ojerosa del sueño y con una manta sobre los hombros para matar un poco la helada. Ahí se puede entender que la fe, la Santa Fe, mueve montañas cuando el sentimiento es genuino. Ya las movió en el 2001, cuando las carpas coparon el Cilindro con el único objetivo de conseguir una entrada para ver al Racing campeón. Y, aun en escala, volvió repetirlo siete años después, pero con la misión de obtener un ticket para viajar a Santa Fe y estar con ese amigo del alma que agoniza y tiene una nueva chance para aferrarse a la vida.

Son las 8.20 y las puertas del Cilindro siguen cerradas. Las caras de los cientos de hinchas denotan que la noche fue larga y el mal humor se agiganta con el correr de los minutos. Alguna botella de fernet tirada en la vereda revela que se acudieron a varias mañas para espantar al frío nocturno (otra fue la música bolichera proveniente de los autos estacionados en Italia). Ya a las 23 del miércoles, más de 500 personas se disponían a dormitar un rato para llegar enteros a las 11, horario pactado para el inicio de la venta. El primer valiente, dicen, llegó el miércoles alrededor de las tres de la tarde, pero al final se lo comió la multitud y quién sabe si consiguió entrada. Es que tal fue el caos, que la fila se fue dispersando con el correr de las horas. Nada de números para controlar la venta ni espera techada en la platea. Menos vallas, policías (había sólo dos) o alguna ambulancia. Recién pasadas las 9, cuando decidieron abrir las boleterías para evitar incidentes, llegó la Infantería y la gente comenzó a pasar en grupos de diez y con el carnet en mano. Antes, sólo los hinchas, el asfalto y el viento helado que se mofaba de la esperanza racinguista. Apenas un rumor, a eso de las 4 de la matina, amagó con hacer pasar a la multitud para que evitara el frío, pero se esfumó tan rápido como la intensidad de la ventolina. "La idea de alojar a los hinchas dentro del estadio era una locura. Se tendría que haber pagado a varios policías y la luz de la platea", reveló un miembro de seguridad explicando la posición de Blanquiceleste, a cargo de la logística.

Y la pagaron todos. Familias enteras, abuelos, jóvenes que dejaron el trabajo y la facultad, fueron víctimas del caos. Porque si bien no hubo graves incidentes, la ausencia de un vallado hizo que varios oportunistas se colaran y, cuando comenzó la venta, la fila devino finalmente en una muchedumbre hambrienta de entradas. Empujones y mujeres llorando fueron consecuencia de la ansiedad que hay en Racing. En apenas dos horas y media volaron las 2.000 populares y ni el más pesimista se detuvo a pensar en cómo llegar hasta el Cementerio. Y también se fueron las 200 plateas de 150 pesos cada una. Lo curioso es que poco después del mediodía aparecieron otras 300 populares (se habrían conseguido por una gestión del interventor Héctor García Cuerva), las que también desaparecieron. Ni los cortes de ruta, ni la escasez de combustible amenazan con apichonar a la odisea Racing Club. Por eso, se está armando una caravana para que el domingo todos los hinchas vayan juntos por la ruta 9 para intentar evadir los piquetes. "Lo de los hinchas nos llena de orgullo. Dejan todo, como nosotros. Que viajen contentos: no vamos a jugar la Promoción", prometió Maxi Moralez.

Así, la peregrinación de la Santa Fe tiene tintes de aventura, supervivencia y promesas. Qué le van a explicar a los hinchas de sufrimiento, quién puede dudar del sentimiento genuino que los hace acampar para ayudar a su equipo. De eso se alimenta la Acadé. De sacar el pecho en medio del frío, la helada y la soledad. Todo por una entrada, todo por Racing.

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