Somos Racing y ¡ponemos todo!
Por el envión del empate con gusto a más en el clásico, o porque a falta de figuras bueno es el sacrificio colectivo, o porque entendió rápido que sólo con esa garra y ese corazón será posible no repetir la pesadilla del año pasado, o por todo eso junto, Racing obró un milagro en La Paternal. O varios. No sólo el milagro de la multiplicación de la piernas para correr, meter y raspar hasta someter al rival. Sino, sobre todo, consiguió ese otro milagro de convertir un gol y ganar por primera vez en esa cancha tras cinco partidos con frustraciones. O, sin tantos detalles, sencillamente el milagro de ganar. En la ley de estos tiempos que le tocan vivir: poniendo todo.
Fue inteligente lo de este Racing que tiene que maximizar recursos como ama de casa a la hora de las compras en el supermercado. Sin Maxi Moralez, siempre esperanza de brillo por más que no haya lucido mucho desde su regreso, los muchachos del Chocho Llop fueron construyendo el partido que más les convenía desde los esfuerzos anónimos. Desde esa defensa que no extrañó la ausencia de Cáceres y tampoco dejó pasar ninguna visita al área de camisetas rojas, y que tuvo la fortuna de su lado cuando en el ST algunos visitantes se le filtraron con peligro. Desde ahí atrás ganó confianza, Racing, pero lo bueno lo siguió modelando en la mitad de la cancha con el sacrificio y los botines filosos de Zuculini y Yacob. Donde Peñalba, Ortigoza o Mercier trataban de hacerse salida, enlace entre la pelota que venía de atrás y los puntas que esperaban adelante, ahí mismo cortó Racing. De raíz. Al límite. Y bastante más allá también, gracias a la permisividad de un Sabino que perdió el control del partido enseguidita, nomás. Claro que Argentinos, en ese rubro, también le emparejó el partido a pura suela y también sumó méritos para terminar con, por lo menos, uno menos. Para redondear el austero plan de Racing, que hoy sabe que para más no le da el sueldo, faltaba un gol. Y lo encontró la primera vez que un delantero pisó el área con intenciones serias, con ese movimiento veloz de González, rápido para buscar la segunda jugada cuando el remate de Lucero todavía no era un rebote infantil. Cuando lo fue, y el punta lo pescó, el plan cerró a la perfección.
Confundido, ahogado, perdido en el juego del roce, a Argentinos sólo pudo ponerlo en partido el ingreso del Rengo Díaz. Recién ahí dejó de pelear, o mejor dicho dejó de pelear tanto, porque hubo manotazos, patadas y forcejeos hasta el final, e invirtió alguna energía en jugar a la pelota. Tuvo tres situaciones claritas, dos de Hauche tras pase de Díaz y otro remate de Prósperi, pero esta vez a Racing no lo esperaba uno de esos finales trágicos que está acostumbrado a protagonizar. Lo esperaba un milgaro de esos a los que no está acostumbrado.
sábado, 30 de agosto de 2008
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2 comentarios:
Que bien Racing!! (buena onda me dicen xD)
Que bien Stephie que ya confesó ser de Racing. Ya somos 4 en la división...
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